Tareas pendientes para digitalizar las operaciones aduaneras
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By
José Ortúzar
En los últimos 15 años, el SAT ha implementado diversas iniciativas para modernizar las aduanas. Una parte fundamental ha sido la renovación de la tecnología utilizada en los diferentes puntos de entrada y salida, así como la mejora en la interconexión de datos. Incluso desde el año 2016 se estableció un plan que facilitaría los procesos de importación y exportación, integrando los documentos a medios electrónicos con el objeto de lograr la digitalización en las aduanas, consiguiendo así la eliminación progresiva del uso de papel. Este proyecto es conocido como “Aduana sin papeles”.
Hoy en día, este esfuerzo ha hecho posible que se digitalicen cerca de 40 documentos de diferente naturaleza y que, sin duda, facilitan la tramitación de operaciones aduaneras de forma cotidiana. Los documentos medulares que se digitalizan son los que acreditan la propiedad de la mercancía, facturas, certificados de peso o volumen, guías aéreas, conocimientos de embarque, certificados de origen, entre otros. Este catálogo de documentos se puede encontrar en el Manual del Usuario para digitalizar documentos en la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCEM).
No obstante, existen algunas tareas pendientes para que la autoridad continúe en el proceso de mejora en la digitalización. Entre ellas podemos destacar:
Actualmente no es factible obtener por parte de importadores o exportadores el pedimento de la VUCEM, a diferencia de otros documentos que se acompañan al trámite aduanero. Es común para las empresas que después de pasado el tiempo y por causas de fuerza mayor, los pedimentos no se tengan disponibles en los archivos del contribuyente y por tanto exista riesgo de no contar con ellos ante un proceso de fiscalización de la autoridad.
En la práctica, las agencias aduanales al efectuar el trámite aduanero vinculan el Comprobante de Valor Electrónico (COVE) con el contribuyente bajo la opción de RFC Consulta. En caso de omisión, el contribuyente se ve imposibilitado para acceder a su propia información declarada en el pedimento, por lo que debería contarse con un acceso directo simplemente con el RFC o firma electrónica del contribuyente.
Actualmente se realiza en papel y aunque desde hace varios años se estableció su transmisión de manera electrónica, a la fecha no se ha logrado. SI bien es cierto que en el momento en el que se posibilite su llenado a través de medios digitales, existe también un problema de operativo al tener que cumplirse con una serie de requisitos de difícil obtención para su debido cumplimiento, como, por ejemplo, la exhibición de contratos de compraventa que en muchas ocasiones tienen naturaleza confidencial.
Hoy en día, la autoridad fiscal o aduanera requiere información y documentación a través de medios electrónicos, sin embargo, solicita que las respuestas de los contribuyentes se efectúen en papel y con presentación física en sus oficinas. Así mismo, que la autoridad evite requerir información y documentación que ya tiene en su poder, conforme a lo que se establece en el artículo 2 de la Ley Federal de los Derechos del Contribuyente.
Con medidas como éstas, se evitarían cargas administrativas que lamentablemente asumen los contribuyentes y se continuaría en un proceso de digitalización que verdaderamente transforme la forma de hacer negocios con el exterior, pero que sobre todo, mejore los niveles de cumplimiento, manteniendo con ello un rumbo hacia estándares de países que ya han logrado implementar procesos totalmente digitales como Canadá o Australia.